CÓRDOBA.- “Ante todo, a la familia de Joaquín quiero pedirle perdón por todo lo que pasó y decirles que la verdad de lo que pasó se los dijo mi abogado. No se imaginan lo que pasó por mi cabeza esa noche. Lo que sentí y el dolor que pasé lo voy a llevar por el resto de mi vida”, sostuvo al decir sus últimas palabras antes del veredicto el policía acusado de matar al adolescente Joaquín Paredes, de 15 años, asesinado en Paso Viejo, en el norte de Córdoba, en octubre de 2020.
La querella y la Fiscalía pidieron perpetua para cinco de los seis policías acusados, mientras que las defensas de los uniformados solicitaron su absolución.
Maykel Mercedes López, de 25 años, es el único que llegó al juicio preso por ser considerado el autor del disparo que mató a Paredes. Él fue quien pidió perdón.
El resto de los acusados son Iván Alexis Luna, de 26 años, Enzo Ricardo Alvarado, de 29, Jorge Luis Gómez, de 34, y Ronald Nicolás Fernández Aliendro. de 27, imputados por los delitos de “homicidio calificado por abuso de sus funciones, por ser miembros de las fuerzas policiales y por el uso de arma de fuego; homicidio calificado y agravado en grado de tentativa y abuso de armas de fuego agravado por la calidad del sujeto activo”.
En sus alegatos, la fiscal Gabriela Pochettino pidió prisión perpetua para los policías López, Luna, Alvarado, Gómez y Fernández Aliendro y dos años de prisión efectiva para Daniel Sosa Gallardo, a cargo del destacamento de Paso Viejo. A esa solicitud adhirieron los abogados querellantes Claudio Orosz y Ramiro Fresneda en representación de la familia de la víctima y Juan Pedro García, que representa a un adolescente que resultó herido durante los disparos.
Hoy, la madre de la víctima, Soledad Paredes: “Les pido que se pongan en mi lugar y se pongan en el lugar de madre, que aunque sea por un ratito, piensen en que Joaquín podría ser su hijo, su nieto, su sobrino. Ellos tienen hijos, van a abrazar a sus hijos y yo al mío no lo voy a poder abrazar más”.
El crimen
Paredes había estado comiendo pizza con unos amigos en una casa y, luego, ya de madrugada, siguieron la juntada en la plaza del pueblo “tomando vino y escuchando música”. Fue en esas circunstancias, después que llegara la policía, que fue baleado por la espalda. Sus amigos contaron que los policías se bajaron de un patrullero “como locos, gritando y guapeando”.
Una vez herido, los otros jóvenes aseguraron que a Paredes no lo quisieron atender en el dispensario y eso provocó que ellos también reaccionaran. “Vimos que estaba morado, que sangraba, y la enfermera del dispensario se escondía. No abría la puerta–relató uno de los jóvenes–. Había vecinos que salían y gritaban que nos pegaran, que no jodiéramos. Eran muchas las balas”.
Horas después del hecho, la policía de Paso Viejo difundió un comunicado en el que dijo que había un grupo de jóvenes en el lugar -mayores y menores- que estaban “ocasionando disturbios”; afirmó que los efectivos realizaron disparos de arma de fuego al aire “al verse superados en número por los agresores”.
El parte policial indicó que a las 4, los agentes se hicieron presentes en la plaza, luego de haber recibido un llamado al 101 que indicaba que unas 20 personas causaban disturbios al lado del dispensario.
Paredes soñaba con jugar al fútbol y a comienzos del 2020 había decidido viajar a la ciudad de Córdoba con sus padres para probarse en las inferiores de un equipo; en Cruz del Eje lo querían todos los clubes; era hincha de Belgrano. Como extrañaba el pueblo, y por la pandemia del Covid-19, regresó a Paso Viejo.