El traslado del Barça a l’Olímpic Lluís Companys está siendo considerado un éxito por el club. Funcionan las lanzaderas, funcionan las escaleras, funcionan los aparcamientos habilitados cerca de la montaña mágica.
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Uno de los socios que utiliza todos estos servicios es el vicepresidente económico de la entidad, Eduard Romeu. Dijo en su día que subiría a pie, como el resto de socios, y está cumpliendo su palabra en todos los encuentros en los que ha subido hasta el estadio para ver desde el palco al equipo de Xavi Hernández. Es el único directivo que lo hace.
Se ha convertido en una rutina para él. Va con tiempo. Se acerca en coche a las inmediaciones de la Plaza España, pues vive fuera de Barcelona, en una localidad del Maresme. Allí, aparca en uno de los aparcamientos habilitados y emprende la subida hasta el estadio por las escaleras mecánicas en un paseo que define como ameno y que acostumbra a hacer acompañado por su pareja.
Se mezcla con socios y seguidores que en los primeros días lo miraban extrañados, pero que ya lo ven como una cosa natural. Espera hacerlo durante toda la temporada y mientras dure el exilio del primer equipo en Montjuïc, aunque reconoce que sabe que cuando llegue el invierno, el frío y la lluvia, la cosa será diferente.