España llega al Día Mundial contra el cáncer de mama, que se celebra este jueves 19 de octubre, con una parte de los deberes hechos. Aunque las asociaciones de pacientes y buena parte de la comunidad médica se quejan de que las terapias innovadoras que han probado su éxito en ensayos clínicos tardan mucho en ser incorporadas a la cartera de servicios –una media de 469 días–, Sanidad ha aceptado financiar dos de los tratamientos más innovadores: la inmunoterapia y los anticuerpos conjugados, que dirigen la quimioterapia exclusivamente contra las células cancerígenas, para las pacientes con peor pronóstico, las que tienen cáncer de mama triple negativo.
Han pasado, por tanto, de los ensayos a ser parte del tratamiento convencional, por lo que pueden llegar a un mayor núero de pacientes sin la incertidumbre de saber cómo funcionan: los estudios clínicos ya han demostrado su efectividad. Se trata de dos de las innovaciones que están favoreciendo que el cáncer de mama sea cada vez menos mortífero. De hecho, la tasa de defunción decrece un 1,4% anual debido a la mejora de la cirugía y los tratamientos y también a la extensión y gran participación de la población en los cribados, que favorecen el diagnóstico en fases iniciales. La supervivencia a los cinco años ha pasado, por tanto, del 83,2% en 2007 al 85,5% en 2013 (últimos datos disponibles), frente a otros cánceres cómo de páncreas o pulmón, con supervivencias de apenas el 10% o el 18% de los pacientes pasado un lustro.
Sanidad ha aceptado financiar estos dos tipos de tratamientos que marcarán el futuro de la oncología
Aun así, el cáncer de mama provocó 6.572 defunciones en 2020, por lo que es el tumor más mortal en mujeres y su incidencia va al alza, como el resto de tumores, por varios motivos. En primer lugar, el envejecimiento de la población, dado que la edad es uno de los principales factores de riesgo. Así, el grupo más numeroso es el de pacientes con más de 65 años. Pero además el aumento de la prevalencia está relacionado con el estilo de vida actual y la exposición al tabaco o al alcohol. Al mismo tiempo, el retraso en los embarazos o la disminución del tiempo de lactancia también favorece la aparición de tumores porque la gestación y el amamantamiento son factores protectores. Todo ello provoca que sea el tumor más frecuente a escala mundial.
El cáncer de mama provocó 6.500 defunciones en 2020 y la incidencia, como la de otros tumores, va al alza
Los tratamientos
En este escenario, España destaca como un país puntero en investigación clínica. En la actualidad existen casi 400 ensayos que buscan tanto mejorar la eficacia de los tratamientos, como disminuir su toxicidad o evitar las cirugías. A través de varios estudios, se ha logrado precisamente alumbrar los anticuerpos conjugados (ADC), que liberan quimioterapia en el interior del tumor, por lo que se han denominado coloquialmente ‘caballos de Troya’. Uno de ellos consigue que un tercio de las pacientes se curen sin necesidad de administrar la quimioterapia convencional, que tiene tantos efectos secundarios. “Los conjugados son tan revolucionarios que algunos oncólogos incluso dicen que la quimioterapia tradicional está obsoleta”, señala Eva Ciruelos, vicepresidenta del grupo de investigación en cáncer SOLTI y coordinadora de la Unidad de Cáncer de Mama del Hospital 12 de Octubre (Madrid).
Este tipo de fármacos han sido incorporados este año en la cartera de servicios, como tratamientos convencionales, para pacientes con cáncer triple negativo y HER2-positivo. Y se espera su financiación en el futuro para el tercer tipo de cáncer de mama, el hormonal.
Los médicos piden ampliar los cribados, que se realizan a mujeres de entre 50 y 69 años, aunque algunas autonomías han ensanchado ya la franja
Al mismo tiempo, España ha comenzado a financiar la inmunoterapia, que ha sido “revolucionaria en melanoma o cáncer de pulmón pero en mama ha llegado más tarde”, según explica Tomás Pascual, oncólogo del Hospital Clínic. El retraso se debe, entre otros motivos, a que esta terapia no funciona en las mamas de forma aislada, sino junto a la quimioterapia tradicional, uniendo ambos efectos. La inmunoterapia se ha incluido en la cartera de servicios para algunas pacientes con triple negativo, tanto en estado inicial como con metástasis.
Retos pendientes
Pero quedan muchos retos pendientes. Uno de ellos hace referencia a la necesidad de ampliar los cribados, que se ofertan a mujeres de entre 50 y 69 años. Algunas comunidades ya están ampliando la franja por abajo y por arriba, siguiendo la petición médica. “Son pruebas bastante económicas y con coste-efectividad, convendría reconsiderar el rango de edad para detectar más casos”, señala Ciruelos. De hecho, en la sanidad privada se realizan ecografías y mamografías periódicas a mujeres más jóvenes.
Asimismo, otra tarea pendiente es extender los análisis moleculares, que analizan el ADN del tumor y permiten la llamada medicina personalizada. Hace años no se sabía por qué los tratamientos funcionaban en unas pacientes sí y en otras no y los estudios genómicos ofrecen respuestas y favorecen atinar mejor el tratamiento. “Es un gran avance pero necesitamos que todos los hospitales los incorporen”, reclama la vicepresidenta de Solti.
Los análisis genómicos, que analizan el ADN del tumor, permiten la llamada medicina personalizada, pero no se realizan en todos los hospitales ni a todos los pacientes
Asimismo, “el futuro pasa por desescalar los tratamientos”, apunta el doctor Pascual: “En los últimos 40 años las terapias nuevas se han añadido a las ya conocidas. Pero hay que reducir los tratamientos en pacientes con buen pronóstico para curar más, pero curar mejor“.
En el horizonte también se vislumbra como una gran esperanza el uso de las terapias celulares, llamadas CAR-T, que han resultado muy eficaces en cánceres hematológicos. Ya hay algunos ensayos en marcha para pacientes con cáncer de mama.