Los incendios registrados en la Amazonía brasileña entre junio y agosto emitieron 31,5 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) equivalente, un aumento del 60% en comparación con el mismo período del año pasado.
Estos datos provienen de un estudio divulgado por el Instituto de Investigaciones Ambientales de la Amazonía (Ipam), una ONG que forma parte del Sistema de Estimativas de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero (SEEG) del Observatorio del Clima, que publica anualmente información sobre gases contaminantes en Brasil desde 2013.
Según la organización, el volumen de emisiones durante estos tres meses es comparable al total que Noruega emite en un año. El área analizada abarca 2,4 millones de hectáreas de bosques, campos y pastizales devastados por las llamas en la selva tropical más extensa del planeta.
En relación con los bosques, se perdieron 700.000 hectáreas debido a los incendios, lo que generó 12,7 millones de toneladas de CO2 equivalente, una cifra que más que duplica la del mismo período de 2023.
La ONG advierte que las emisiones de este gas contaminante continuarán incluso después de que cesen los incendios, debido a la descomposición de la vegetación afectada, un fenómeno conocido como emisión tardía. Se estima que, en los próximos 5 a 10 años, entre 2 y 4 toneladas de CO2 equivalente podrían liberarse por esta causa.
“Lo preocupante es que un bosque degradado por el fuego se vuelve más vulnerable a nuevos incendios, perpetuando así el ciclo de degradación y emisiones,” explicó Ane Alencar, directora de Ciencia del Ipam.
Este año, los incendios en la Amazonía se han intensificado debido a la sequía que afecta tanto al bioma como al país. Brasil atraviesa su peor sequía desde 1950, una situación que impacta a más de la mitad del territorio nacional, según el Centro Nacional de Vigilancia y Alerta de Catástrofes Naturales (Cemaden).
Las causas de esta sequía son una combinación de factores, incluyendo el calentamiento global, que ha alterado el clima, y las transformaciones en el uso del suelo, que han degradado la vegetación, una fuente clave de humedad.