Críticas y advertencias sobre un paquete que no soluciona los problemas

Con la urgencia del corto plazo para cubrir las reservas en rojo del Banco Central y frente a la resistencia del FMI a seguir convalidando incumplimientos en las metas acordadas, el Gobierno amplió el espectro del tipo de cambio diferencial para algunos productos del agro y encareció las importaciones para los bienes industriales. En definitiva, una devaluación encubierta que no corrige los desequilibrios, según explicaron los observadores económicos.

En el caso del campo, esta vez, se incluyó al maíz y a la cebada cervecera en el llamado “dólar agro” con un tipo de cambio a $340 por dólar hasta el 1° de septiembre. Para las importaciones, les impuso una alícuota de 7,5% como componente del impuesto PAIS que hará subir los costos de producción de agroquímicos, fertilizantes y maquinaria agrícola, entre otros insumos. Y según advirtió el consultor Sebastián Salvaro, de AZ-Group, el incremento lo hace retroactivo a los últimos seis meses, con lo cual, quien pactó una importación en los últimos 180 días y todavía no concretó el pago debe abonar un valor más elevado. A eso se suma el pago de un anticipo del 7,1% que, al final, incrementa en un 11,2% las importaciones de insumos, según calculó el consultor, quien definió al paquete como una verdadera ruptura de contratos.

En el mercado de granos, las primeras respuestas a la inclusión del maíz en el dólar agro fueron positivas, en término de volúmenes de negocios. Como sucedió con los casos del dólar soja, los especialistas creen que el Gobierno conseguirá su objetivo de generar divisas por US$2000/2500 millones que necesita como agua en el desierto. “Quienes tenían maíz y les cerraba el pago de las tarjetas aprovecharon la oportunidad”, explica Salvaro.

“Es como jugar en primera”: recorrió más de 900 kilómetros para cumplir un sueño que tenía

La cuestión, nuevamente, es sobre los efectos posteriores. “En la foto de hoy, se pone en riesgo el área de maíz”, evalúa el consultor sobre el escenario de la campaña agrícola 2023/24. Esto es por el aumento de los costos de los insumos que puede torcer las decisiones hacia un paquete tecnológico de menor inversión en el cereal o, directamente, el pase a la soja. “Esto no es lo mejor cuando se está logrando un equilibrio de las rotaciones entre cereales y oleaginosas y estamos hablando de sostenibilidad y de cuidar la huella de carbono”, añade Salvaro en una pausa mientras responde consultas de empresas agropecuarias que piden algo de certidumbre.

En ese contexto, las expresiones de rechazo en la cadena agroindustrial al paquete anunciado por el ministro de Economía, Sergio Massa, fueron numerosas. Desde entidades de la producción hasta los engordadores a corral, los productores porcinos, las entidades tamberas y de insumos para alimentación animal expresaron críticas. “El caso de la carne es bastante emblemático entre los perjudicados. No solo va a seguir con un tipo de cambio que hoy es de $250 (obviamente incluyendo impuestos a la exportación) sino que en numerosos puntos le aumentan los costos, sea por el lado de insumos importados como por el lado del maíz, siendo el principal comprador del producto, tanto para hacer carne vacuna como aviar y porcina”, explicó Miguel Gorelik, director del portal ValorCarne. “Por supuesto, no es el único producto más penalizado. Otros usuarios del maíz como insumo (alimentos para animales y humanos, etanol, jarabe de maíz) clasifican en esta liga”, añadió. Todo esto, sin considerar el impacto del aumento del gasto y la emisión sobre la economía.

El argumento de defensa del oficialismo es que son medidas necesarias frente a la coyuntura, que no les gusta tomar, y que en el caso del agro, lo mejor que puede ocurrir es que maduren otros sectores exportadores como la energía, la minería o los servicios para equiparar las cargas sobre la exigencia de generar dólares genuinos. “No es contra el campo, sabemos la importancia que tiene”, dijo alguien cercano al ministro de Economía. Fue con ese criterio que el ministro/candidato aceptó la invitación de la Sociedad Rural Argentina (SRA) a participar de la jornada en la que expusieron los precandidatos presidenciales, el lunes pasado. Ese día, con diferencias de estilo y criterio político, la oposición coincidió en la necesidad de unificar el tipo de cambio y bajar la presión impositiva sobre el campo, aunque ninguno dijo que esto último se hará en forma inmediata. En otros términos, retenciones cero a partir del 11 de diciembre próximo es algo que no ocurrirá. La incógnita de la ecuación comenzará a despejarse en apenas dos semanas.

Publicaciones

Publicaciones